martes, 21 de octubre de 2008

Escupir al director del colegio (Episodio I)

Se abre con este post, una serie de cuatro situaciones aludidas en el anterior, referentes a aquellos acontecimientos "tierra trágame" que todos hemos sufrido-padecido en alguna ocasión.
Empiezo por el mas "light".

Todos los años, se organizaba una excursión en mi colegio, de corta duración (una o dos noches fuera a lo sumo). En esta ocasión, nos ibamos a La Pedriza, si mi memoria no me falla.
Mochilas, cantimploras, linternas, tiendas de campaña , botes de fabada litoral y demás utensilios, además de un trío de profesores que hacían las veces de guardianes de aquella marabunta de críos, por cierto todos niños, ya que la mezcla de sexos en mi colegio no llegó hasta pasados varios años.
De entre los tres profesores que nos acompañaban, estaba el director del colegio. El estar este hombre en la posición más alta del escalafón del claustro de profesores le hacía aún más temible.
Le llamábamos "porky" por su aspecto físico, aunque le debíamos haber puesto otro mucho más acorde con su personalidad, agresiva y violenta hacia nosotros.
Corría el rumor que tenía un horno crematorio en su despacho donde icineraba los cuerpos de los niños que mataba después de descuartizarlos, pero supongo que nunca se demostró, porque hasta que se jubiló, permaneció en su puesto de director.
Le teníamos verdadero pánico, por lo que enterarnos que era él, uno de los que nos acompañaba a la excursión, nos desanimó enormemente.
En todo caso, partimos camino a la pedriza muy animosos cantando el "montañas nevadas" y el "para ser conductor de primera" tradicionales.
Fué llegar a La Pedriza y tener que volvernos inmediatamente por un problema administrativo que hacía imposible que el conductor volviese a recogernos. Nuestro gozo en un pozo. Así que en vez de suspender la excursión, nuestro flamante "porky" decidió trasladar los dos días, a la casa de campo de Madrid, y !!!no se hable más!!!. Montar las tiendas de campaña, a 800 metros de mi casa era tal humillación, que me permití hacerle una observación al Señor Director, de que era mejor no hacerlo. Ahí cometí mi primer error. Lejos de contemplar como posible mi propuesta, "Porky" se me acercó a pocos centímetros de mi cara y me respondió con un gruñido y unos ojos llenos de venitas rojas. Ese gruñido nunca lo entendí, porque mis testículos (cercanos a la garganta en ese momento) debieron obstruir algún nervio auditivo que me impidió escuchar lo que decía.
Solo sé que inmediatamente volví a mi asiento.
No sé por qué, pero de manera inmediata al gruñido, abrí la ventanilla superior del autobús (en aquella época tooooodos los autobuses la llevaban) y me dispuse a expulsar toda la saliva que se había acumulado en mi boca después del broncazo del Señor Director.
Me preparé a conciencia para tal acción, recreándome en el hecho y preparando un escupitajo cuyas condiciones de peso, tamaño y consistencia lo hiciesen digno de atravesar la cuneta y llegar cuanto más lejos posible.
Escupí, con tan mala suerte que el lapo penetró nuevamente en el autobús, fruto del viento provocado por la buena velocidad que llevábamos, y entró por la ventanilla situada en el asiento posterior, impactando de lleno en la frente del Señor Director.
Mientras el escupitajo caía lentamente por su nariz, y con el Señor Director mirándome fijamente y echando mano a su pañuelo para limpiarlo, traté de buscar una salida digna, tirándome por la ventana a riesgo de partirme todos los huesos o de matarme. Cualquier cosa menos morir a manos de esa bestia. Pero esa opción la descarté inmediatamente, simplemente porque no cabía ya que la ventana era demasiado estrecha.
Había poderosas razones para que el Señor Director asociase que le había lapeado como acto de revancha por no haberme hecho caso segundos antes, pero eso ahora no era relevante. Me encontraba en un autobús en marcha, sin escapatoria, con "Porky" mirándome fijamente a los ojos mientras se limpiaba la cara. Hubiese dado todo el oro del mundo por poder desaparecer en ese mismo instante.

Aún ahora, me tiemblan las piernas cuando lo recuerdo y ni que decir tiene que mis testículos tardaron varias semanas en volver a su sitio.
Ahorro a todos los presentes la finalización de tan truculenta historia, para no herir la sensibilidad de nadie.

No sé porqué cuento estas cosas, que luego me provocan pesadillas, coño..!!
El próximo "tierra trágame".....Cuanto dice que vale la estantería.?? (Episodio II)

jueves, 16 de octubre de 2008

Tierra trágame (avance)

Buenos días.

Hay determinadas situaciones en las que uno desearía desaparecer repentinamente y reaparecer en otro sitio distinto, y a ser posible en otro tiempo distinto, ya sea el futuro para olvidar lo sucedido, o el pasado para volver atrás y no cometer el mismo error.
Son las situaciones "tierra trágame". En mi caso tengo algunas, que incluso transcurrido cierto tiempo, me provocan una sensación de ridículo tan grande, que desearía borrarlas de mi cerebro, como si de una carpeta de "mi pc" se tratase (vaciando después la papelera de reciclaje, claro está).

Yo tengo cuatro de estas situaciones a las que debo tener cierto cariño inconsciente, porque me vienen a la mente con cierta asiduidad. Pertenecen a cuatro etapas muy diferentes de mi vida.
La primera a los 8 años, la segunda a los 11, la tercera me pillaría con unos 13 o 14 y la más reciente hace apenas un par de años, la cual me pilló bastante talludito y a la que por proximidad temporal guardo un cariño especialmente asqueroso.

A algunos de vosotros os parecerán gilipolleces, pero son situaciones concretas, que en el momento de producirse te dejan sin capacidad de reacción.

Como ya me han dicho que si me extiendo demasiado, la gente no acaba de leer el peñazo que tienen delante, lo tendré que separar en capítulos (4 para ser exactos), los cuales avanzo en titulares.

I- Escupir al director del colegio.
II- Cuanto dice que vale la estantería..?
III- Amor platónico.
IV- El ascensor (aquí no hay quien viva).

Continuará.........

lunes, 13 de octubre de 2008

Mal Tiempo

Mi abuela, que como todas las abuelas, era una sabia, se cabreaba mucho cuando no se hacía un buen uso de las cosas.
Siempre decía....."Silla....sentarse.......Ceniza...cenicero" y cosas así.
Sobre todo cuando, nada más llegar a casa, colgábamos el abrigo del respaldo de la silla, o cuando vaciábamos los bolsillos en el enorme cenicero que presidía la mesa del comedor con la calderilla y las llaves.
Me quedé con esa copla y, aunque es obvio que no lo aplico a rajatabla (!! que cómodo es colgar el abrigo en la primera silla que te encuentras..!!!) me gusta mantener cierta disciplina en este sentido.
Me jode bastante los hornos llenos de sartenes, los cajones de la cocina con herramientas que no son para cocinar (destornilladores, papel celo, pilas...),...etc.
Dicho esto, lo que también me jode es, el uso tan alegre e inadecuado que se hace del término "mal tiempo", por los presentadores de todas las cadenas de televisión.
Ayer en Zaragoza, sin ir mas lejos, cayó una somanta de agua, tan absolutamente beneficiosa para todo quisqui, que me chirriaba cada vez que oía...."El MAL TIEMPO, desluce la fiesta del Pilar....". Que carajo...!!! el BUEN TIEMPO. O es que los pantanos de Aragón están rebosantes de agua ?? Manda huevos, que diría el otro.
Entiendo que si hay inundaciones, arboles que se caen y destrozos por lluvia excesiva, se pueda aludir a que el tiempo atmosférico nos ha jugado una mala pasada. Pero que nos pasemos todo el año quejándonos de que falta agua y cuando llueve digamos que nos jode, no lo llevo bien.

Saludos
Rafael Maldonado.