miércoles, 13 de agosto de 2008

Rodríguez

Rodríguez-Madrid-Agosto, mezcla explosiva para mi salud.
Que no sé vivir solo, es algo que ya descubrí hace tiempo.
Que no puedo sobrevivir solo, es algo que he descubierto ahora.

Los viejos fantasmas de la alimentación han regresado. Me encanta la verdura, pero soy como los bebés a los que hay que dársela con la cucharita y haciendo el avión.

Para comprar judias verdes por propia iniciativa en el Erojqui, necesitaría que viniesen ya rehogadas con Jamón, al igual que la coliflor, que necesitaría que viniese ya recolectada con la bechamel.
Espero que la ciencia avance en este campo y estas mutaciones sean factibles en breve. Si lo han logrado con las sandías sin pepitas (para mí, el mejor descubrimiento mundial, después de la penicilina), todo es posible.

En mi casa escasean productos de primera necesidad y el stock se desequilibra. Tengo 5 botellas de cocacola light de dos litros y nada de fruta.
La nevera presenta un aspecto desolador. No por falta de limpieza sino por falta de contenido.

En apenas una semana, me han nombrado cliente del mes en el Burger King cercano a mi casa.

Menos mal que este estado es transitorio y la vuelta a la normalidad (al menos alimentaria) está al caer.

Buenos días.

martes, 12 de agosto de 2008

Las apariencias engañan

Como es más que probable que nadie lea esto, dado el tiempo que hace que no actualizo el blog, no me esforzaré demasiado en darle un toque literario, sino más bien descriptivo a lo que me aconteció dos días atrás.

Me encontraba yo nadando plácidamente en la playa de Gandía, acompañado de doscientos trece mil quinientos madrileños más, cuando pasó cerca de mí, un pequeño grupo de chavales montado en una barca de esa de pedales tan popular en nuestras costas.

Una de las niñas (calculo que no tendría más de 10-12 años), se tiró al agua y al tratar de subirse nuevamente, uno de los chicos (de edad comprendida entre los 10-12 años igual que la chica), le propinó una patada brutal en el plexo solar como para que la chica se callese inmediatamente hacia atrás.

Como la profundidad del agua en esa zona lo permitía, la chica llorando a moco tendido se encaminó lentamente hacia la playa. Me quedé congelado y en ese momento sentí una lástima terrible por aquella pobre chica. Sobre todo por la pasividad del chaval que la miraba sin el menor gesto de arrepentimiento.

Estaba meditando yo, si mediar en el asunto y meterle cuatro guantazos al chaval por la agresión tan brutal que acababa de presenciar, cuando la niña dejo de llorar por un momento, se volvió hacia el grupo de la barca y se dirigió al chaval que la había propinado la patada.

Abriré comillas y trataré de ser literal en lo que la niña le dijo al chaval.
"Me cago en tus muertos hijo de la gran puta, pedazo de cabrón, te voy a a matar gilipollas de mierda. Te voy a cortar los huevos y......" cierro comillas porque no estoy seguro de si dijo que se los iba a meter por el culo o que se los iba a cortar sin más.

Dicho esto, continúó llorando a moco tendido mientras se dirigía lentamente a la playa, supongo que a recuperarse del golpe y a pedirle prestado un cuchillo jamonero al del chiringuito.

Cerré la boca (que en ese momento la tenía abierta y no era cuestión de tragarme una medusa que pasase por allí) y me quedé pensando que segundos antes tenía la percepción de una pobre niña indefensa y malherida por un energúmeno de metro y medio, y ahora me estaban dando ganas de proponerle al chaval, darle dos guantazos entre los dos.

Obviamente las apariencias engañan, y en los chavales de esa edad, más.


Good afternoon.