martes, 12 de agosto de 2008

Las apariencias engañan

Como es más que probable que nadie lea esto, dado el tiempo que hace que no actualizo el blog, no me esforzaré demasiado en darle un toque literario, sino más bien descriptivo a lo que me aconteció dos días atrás.

Me encontraba yo nadando plácidamente en la playa de Gandía, acompañado de doscientos trece mil quinientos madrileños más, cuando pasó cerca de mí, un pequeño grupo de chavales montado en una barca de esa de pedales tan popular en nuestras costas.

Una de las niñas (calculo que no tendría más de 10-12 años), se tiró al agua y al tratar de subirse nuevamente, uno de los chicos (de edad comprendida entre los 10-12 años igual que la chica), le propinó una patada brutal en el plexo solar como para que la chica se callese inmediatamente hacia atrás.

Como la profundidad del agua en esa zona lo permitía, la chica llorando a moco tendido se encaminó lentamente hacia la playa. Me quedé congelado y en ese momento sentí una lástima terrible por aquella pobre chica. Sobre todo por la pasividad del chaval que la miraba sin el menor gesto de arrepentimiento.

Estaba meditando yo, si mediar en el asunto y meterle cuatro guantazos al chaval por la agresión tan brutal que acababa de presenciar, cuando la niña dejo de llorar por un momento, se volvió hacia el grupo de la barca y se dirigió al chaval que la había propinado la patada.

Abriré comillas y trataré de ser literal en lo que la niña le dijo al chaval.
"Me cago en tus muertos hijo de la gran puta, pedazo de cabrón, te voy a a matar gilipollas de mierda. Te voy a cortar los huevos y......" cierro comillas porque no estoy seguro de si dijo que se los iba a meter por el culo o que se los iba a cortar sin más.

Dicho esto, continúó llorando a moco tendido mientras se dirigía lentamente a la playa, supongo que a recuperarse del golpe y a pedirle prestado un cuchillo jamonero al del chiringuito.

Cerré la boca (que en ese momento la tenía abierta y no era cuestión de tragarme una medusa que pasase por allí) y me quedé pensando que segundos antes tenía la percepción de una pobre niña indefensa y malherida por un energúmeno de metro y medio, y ahora me estaban dando ganas de proponerle al chaval, darle dos guantazos entre los dos.

Obviamente las apariencias engañan, y en los chavales de esa edad, más.


Good afternoon.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me parto contigo jefe…… Te pasan unas cosas….Lo mejor es que no puedo parar de reír pensando en la escena….Eres de chiste.

Nuria La Osa.

Vickyland dijo...

que bien que has vuelto! echaba de menos tus post de no menos diecisiete mil palabras...jajajajaja... vaya tela el vocabulario de la chica! se nos queda en la memoria, y que peazo de cabron el chaval... si es que no hay que irse de vacaciones... para contemplar estos escenarios mejor quedarse en madrid donde la civilizacion es mayor, vease a los taxistas, autobuseros, en fin... gente quemada sin mas!

besukikis